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Entrevista a Pedro Herrezuelo, ecónomo de la Diócesis: “Debemos saber 
que la Iglesia no ha cerrado durante el estado de alarma”

Publicado:
27 mayo, 2020

Desde que se inició la pandemia, no ha faltado la voz demagógica de quien afirmaba que la Iglesia no estaba haciendo nada. ¿Dónde estaba y está la labor de la Iglesia?
Puedo entender esa actitud teniendo en cuenta que estamos asistiendo a una época de desinformación como nunca se había vivido en la etapa democrática, en la que a la mayor parte de los medios de comunicación no les interesa contar que está haciendo la Iglesia, sin entrar en más consideraciones. Hoy día, si no sales en los medios no existes, tampoco es nuestro objetivo como declaraba recientemente Monseñor Omella, Presidente de la CEE, y para ser justos en este tema, hay otros muchos canales en los que informarse de nuestra labor, para poder opinar con conocimiento de causa. Yo invito al que lo desee a que entre por ejemplo en el portal www.iglesiasolidaria.es en la que se recogen algunos ejemplos de la acción de la Iglesia en estos momentos.
Por tanto, debemos saber que la Iglesia no ha cerrado durante el estado de alarma, los sacerdotes se han jugado el tipo estando junto a los pacientes víctimas del coronavirus. Han acompañado a los familiares de los difuntos cuando estos estaban solos porque no se permitían más de tres personas. Cáritas que es la propia Iglesia, no ha optado por el teletrabajo como las Administraciones Públicas dedicadas a Asuntos Sociales o a Empleo, ha mantenido abiertos los proyectos que estaban en marcha y ha redoblado los esfuerzos en la atención de las necesidades de las familias y consiguiendo empleo para más de doscientas personas cuando el numero de ertes y parados comenzaron a dispararse. El Obispado de Huelva ha puesto a disposición de las autoridades sanitarias de manera desinteresada la Casa de Ejercicios de la Cinta para alojar a personas sin hogar, así como la Hospedería Reina de los Ángeles a la que se ha llevado a la mitad de los mayores de una residencia privada de Aracena, en la que se detectó un foco de infección por el COVID 19.
Una de las muestras de esa generosidad de la Iglesia, en concreto en nuestra diócesis, ha sido el gesto del presbiterio que, junto al Obispo, han ofrecido 35.000 euros.
El Obispo y los sacerdotes que componen la Diócesis conocen de primera mano la situación económica que atraviesan sus barrios y sus pueblos y no son insensibles a esta realidad, es por ello que han respondido a la llamada a la generosidad que desde la Conferencia Episcopal Española se les ha hecho, aportando la paga de julio a Cáritas que se sumará a otros muchos donativos que desde los particulares y las empresas están llegando, para hacer frente a esta nueva crisis.
Porque ahora se va a necesitar mucha más ayuda, ¿no es así?
Todos hemos visto en televisión las colas kilométricas de personas esperando alimentos y esto no ha hecho más que empezar. Las cifras a grosso modo indican que se han triplicado las atenciones habituales de primera necesidad que van desde comida, a facturas de luz, agua o gas, gastos de farmacia, alquileres etc y esto no es más que la punta del iceberg. Tengamos en cuenta que hay muchas personas que por sus circunstancias no van a tener derecho a prestación alguna y muchas de las que lo tienen, aún no las han percibido.
Por otra parte, esperamos un aluvión de demandas, principalmente de familias que nunca habían precisado la ayuda de Cáritas, motivado por la crisis económica que empezamos a padecer debido al cierre de empresas o a la adaptación de estas a la demanda real de trabajo, que obliga a la reducción de las plantillas de trabajadores.
Por tanto, es ahora más que nunca cuando vamos a necesitar la aportación de todos.
Una de las formas de apoyar la labor de la Iglesia es marcando la X en la casilla de la declaración de la renta…
El servicio que presta la Iglesia no se circunscribe exclusivamente a sus feligreses a través de la labor pastoral, sino que trasciende a la Sociedad en general con la aportación de un patrimonio cultural que disfrutamos todos y crea riqueza a su alrededor; por medio de la labor educativa que supone un importantísimo ahorro para el Estado, gracias a la existencia de los centros concertados; con la labor de hospitales y residencias de mayores; y en la coyuntura actual la acción social y solidaria que cobra una relevancia de primer orden.
Ese sencillo gesto que supone marcar la equis en la casilla de la declaración de la renta tiene un valor de retorno importantísimo para todos, independientemente de que seamos creyentes o no y que no cuesta nada al contribuyente puesto que no sólo no le van a devolver menos, sino que va a pagar menos, ya que se va a beneficiar de una deducción fiscal.
Tampoco debemos olvidar que es importante marcar también la “X” de otros fines sociales porque estaremos contribuyendo a la gran labor que prestan organizaciones no sólo de la Iglesia como es Cáritas, sino Cruz Roja y otras que van a tener un papel protagonista en esta crisis que se avecina.
Este pasado lunes se presentó la memoria económica de la Iglesia. ¿Cómo se sitúa nuestra diócesis en esa memoria de las iglesias en España?
Seguimos la tendencia al alza en cuanto al número de declarantes y de recaudación que se observa a nivel nacional, con el aumento en nuestra Diócesis de 1.884 nuevas declaraciones con asignación a favor de la Iglesia Católica y un importe que se incrementa en 137.000 euros con respecto al año anterior.
Pasamos de 83.092 declarantes que marcan la equis a 84.976 y una recaudación de 1.732.171 euros en 2017 frente a 1.869.171 euros en 2018.
Estos datos creo que son un voto de confianza a la labor que desarrolla la Iglesia y debemos trabajar para devolver multiplicada esa misma confianza.
Es de agradecer este sencillo gesto en los contribuyentes onubenses…
Es de bien nacido el ser agradecido y la labor de la Iglesia no sería posible sin la aportación de los contribuyentes, y tantos donantes y colaboradores que no sólo con su dinero sino con su tiempo hacen posible nuestra misión.
Por tanto, un millón de gracias por ese pequeño gesto que contribuye a un enorme resultado.

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